El Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, uno de los ocho que quedan en pie a nivel mundial e ícono del barrio porteño de La Boca que supo retratar como nadie Quinquela Martín, será reinaugurado a fines de septiembre tras permanecer casi 60 años en desuso y luego de ser sometido a un minucioso proceso de restauración y puesta en valor que respetó su diseño, aspecto y materiales originales.

La idea es que ese viaducto móvil, que conecta la ribera porteña del Riachuelo con la Isla Maciel y cuyo particular modo de funcionamiento desconocen las nuevas generaciones, vuelva a desplazar su barquilla de orilla a orilla trasladando transeúntes y vehículos como lo hizo entre 1914 y 1960, aunque ahora ya no se tratará de obreros fabriles y peones del puerto sino de turistas ávidos de nuevas experiencias.

“Estamos en la última etapa de esta restructuración, que terminaría a fines de septiembre o principios de octubre, porque estamos sólo a la espera de las lámparas led de funcionamiento independiente para el sistema de iluminación del puente, que no se fabrican en Argentina”, dijo a Télam Angélica Caro, inspectora de obra de Vialidad Nacional a cargo del proyecto.

El puente dejó de funcionar en 1960 y estuvo a punto de ser desmontado y vendido como chatarra en 1994, pero una movilización de vecinos lo impidió.

Dos grandes hitos en el camino de su recuperación fueron su declaración como “Monumento y Lugar Histórico Nacional” en 1999 y la decisión de recuperarlo, adoptada por el gobierno nacional en 2012 con vistas a ser reinaugurado en su primer centenario, cumplido ya en 2014.

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