El joven santarroseño Tomás Cianci (18), quien hace ocho años que vive en los Mini Hogares de General Pico y que se dedica al lavado de autos a domicilio, contó su dura historia de vida y aseguró que logró salir adelante sin su padre y sin su madre. En esta ciudad sólo tiene a un hermano que cumple una condena en el Instituto Correccional Abierto, y al que visita todas las semanas, cuando el régimen penitenciario lo establece.
El joven dijo que los operadores de la Delegación de la Zona Norte del Ministerio de Bienestar Social que trabajan en los Mini Hogares, “son como una familia” porque realmente se ocupan de él y le dan consejos valiosos.
“Vivo en los Mini Hogares hace ocho años. No es fácil estar en un lugar así porque te alejás de tu familia y te tenés que adaptar a las normas de convivencia. Tampoco es fácil porque siempre tenés discusiones con los chicos, aunque a lo largo del tiempo los operadores te van hablando, están las 24 horas con vos y yo me dejé ayudar, aunque muchos no lo hacen”, dijo.
“Ya tengo la mayoría de edad, tengo un trabajo con el que puedo contar, tengo personas con las que puedo contar, salí adelante sin mi madre y sin mi padre y me siento agradecido porque cuando necesitás algo la gente te ayuda. Con la verdad llegás hasta la China y con la mentira hasta la esquina”, señaló.

Trabajo y colegio.
El adolescente contó que a los 12 años empezó a lavar autos sólo con un trapo y un balde de plástico en la ciudad y que de a poco aprendió el oficio. “Soy dueño de mi propio trabajo, tengo mi clientela, todos los días me llaman para lavar los autos y me siento agradecido que me presten un espacio. Además me gané la confianza de mucha gente que ve en mí la humildad que tengo”, sostuvo.
Durante su estadía en los Mini Hogares aprendió desde “lo más básico” que implica vivir solo, como aspectos de “la limpieza y el respeto”, lo cual lo llevó a tener la madurez de una persona de más edad de la que tiene.
El jovencito dijo que piensa forjarse un futuro, y que entre sus planes está el ingreso a la fuerza policial luego de poder completar el colegio secundario, que lo tiene un poco relegado.
“Tengo que pensar más a futuro, en progresar, porque nadie me va a dar un futuro, yo mismo lo tengo que buscar y encontrar. Pienso estudiar, terminar la secundaria y meterme a la policía, es algo que me gustó siempre. No muchos chicos tienen el pensamiento que yo tengo, porque yo me rompo el lomo laburando y hay chicos que tienen todo y no lo saben aprovechar”, sostuvo.
“En el colegio estoy un poco flojo, pasa que cuando entré al hogar, desde 2009 hasta 2011 estuve sin escuela. A la escuela hay que ir a aprender, si me leés un texto yo no te podría decir de qué es porque yo no tengo un aprendizaje, eso es lo que me falta y lo que he perdido por esos dos años. Terminar el colegio es una puerta que se te abre a futuro”, subrayó.

Familia.
Su única familia en la ciudad es su hermano, quien está bajó un contexto de encierro. Además tiene otro hermano con el cual no tiene relación, y una hermana y un padre a los que no conoce. En este sentido dijo que los operadores de los Mini Hogares “cumplen el rol de familia, no de operador, porque ellos se preocupan y me aconsejan”.
En este lugar encontró a otros chicos con historias de vida tan duras como la que él carga y al haber cumplido los 18 años tiene que empezar buscarse un lugar para vivir. “Me tengo que buscar un departamento particular, porque por inmobiliaria te hacen mucho problema por el tema del garante y los papeles”, indicó.
El joven sostuvo que necesita “ser escuchado” y que supo ganarse la confianza de la gente que conoció su historia, algo que considera que tiene que cuidar. “Como te ven que querés progresar, están dispuestos a ayudarte y te acompañan, y a mí me ayudan bastante. Eso porque ven que sos humilde, respetuoso, que tenés un buen carácter y sos una buena persona”, agregó.
Por último les aconsejó a los jóvenes de su edad que están rodeados de contextos difíciles, que “tienen que progresar y salir adelante” y que “fumando marihuana no van a llegar a algún lado”.

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