Los cabos Fernando Safenreider y Norberto García (fotos) pertenecen a la comisaría de Lonquimay.
La Justicia pampeana formalizá este miércoles la acusación por “homicidio agravado” contra los dos policías que les dispararon el domingo a unos cazadores en la zona rural de Lonquimay y mataron al piquense Héctor Santiago Garialdi (38). Ahora, las pericias deben determinar de qué pistola salió el tiro mortal que recibió la víctima en la cabeza. Este martes los uniformados se negaron a declarar frente a la fiscala Cecilia Martini, a cargo del caso.
La muerte de Garialdi -ocurrida la noche del domingo- provocó una fuerte conmoción. Los policías detenidos, los cabos de Fernando Safenreider y Norberto García (foto), quedaron detenidos en calidad de incomunicados. Serán acusados de “homicidio agravado” por su condición de funcionarios policiales.
unto a Garialdi iban el conductor, Andrés Casabonne (quien fue herido de un disparo en el glúteo), Mario Arroyo (dueño de la camioneta) y el joven Juan José Costilla (de 18 años). Casabonne es la misma persona que manejaba la camioneta en la que iba Matías Ramos, el cazador muerto en la zona rural de Castex en un confuso episodio con la Policía durante el año 2009.
Los dos acusados ya estuvieron este martes por la mañana frente a la fiscala Cecilia Martini. Después del mediodía les tomó declaración, aunque usaron el derecho de mantener el silencio. Según trascendió, los defiende el abogado José Mario Aguerrido. Como los trámites legales y las pericias no llegaron a tiempo para hoy, este mismo miércoles se realizaría la audiencia de formalización.
Gatillo fácil
De acuerdo a lo que pudo saber El Diario, el hecho se produjo alrededor de las 21:00 horas del pasado domingo en la zona rural entre Lonquimay y La Gloria, cuando un grupo de cuatro cazadores de liebre europea circulaba por un camino vecinal y presumiblemente -sin mediar aviso de alto- los policías habrían comenzado a efectuarles disparos con sus armas reglamentarias. Garialdi iba en la torreta, donde habitualmente se ubica el tirador, junto al que manejaba el reflector.
Los cazadores se movilizaban a bordo de una Ford F-100 de color gris, patente AWC 070, y con vidrios polarizados. El vehículo de caza -que pertenece a Mario Arroyo- recibió tres impactos de bala: uno de los disparos ingresó por la puerta del conductor y fue el que hirió en el glúteo al cazador. En la escena del trágico episodio fueron halladas nueve cápsulas de balas servidas (todas 9 milímetros) y “miguelitos”.