Pablo Parra, el dueño del departamento donde atacaron a Agustina Fernández en Cipolletti, fue detenido esta madrugada por el femicidio de la estudiante santarroseña. El fiscal Martín Pezzetta reunió con muchísimo sigilo las pruebas que lo comprometen y lo acorraló después de seis meses de investigación. La formulación de cargos se realizará en las próximas horas y si la imputación avanza será juzgado en un juicio por jurados.

El diario Río Negro dio a conocer que accedió a uno de los datos clave para el giro radical que tomó la causa: el ADN de Pablo Parra. Hallaron rastros en un retazo de una prenda de vestir que flameaba en el alambrado del patio de su vivienda. Esa pista fue determinante para que el fiscal ponga decididamente los ojos en él, pero no fue el único.

«Pruebas científicas ubican al sospechoso en el lugar de los hechos», fue la escueta respuesta de fuentes allegadas a la investigación. Intervenciones telefónicas, análisis forenses en algunos celulares y cuentas de redes sociales y numerosos ADN formaron parte del paciente camino recorrido no solo por el fiscal sino también por la comisión policial exclusiva.

El mismo día que renunció el exministro de Economía Martín Guzmán y que en el país se producía una disparada del dólar, Agustina Fernández se quedó en el departamento de Pablo Parra, en un complejo de la calle Confluencia al 1300 de Cipolletti.

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