Cámaras de seguridad sin operarios, demoras en las primeras horas y una pericia que podría encaminar las causa son algunos de los condimentos que hoy nutren la investigación por el femicidio de Agustina Fernández, la joven estudiante santarroseña que murió días después de un brutal ataque en la ciudad de Cipolletti.
Según publicó el diario Río Negro, los investigadores y los fiscales aguardan por una serie de peritajes que podrían dar «un giro a la causa».
El resultado tiene dos caminos posibles: allanar las pesquisas hacia él o los responsables, o seguir empantanados en un proceso que todos coinciden «está raro».
Las líneas de investigación abiertas siguen siendo varias. La lupa está puesta no solo sobre el hombre del identikit, sino también sobre Pablo Parra, la última persona que vio con vida a Agustina Fernández antes del ataque, y en otros sospechosos que podrían estar vinculadas al femicidio.
Fuentes cercanas a la investigación confirmaron que la coartada de Parra, que lo ubica entre las 19.15 y las 20.15 horas del 2 de julio, cierra con las imágenes que muestran algunas de las cámaras de seguridad que se relevaron para la causa. Sin embargo, los investigadores aún no cerraron esa línea.
Para la fiscalía el principal responsable es el hombre del identikit por el momento sin ubicar. A pesar de que el gobierno dispuso de un millón de pesos para quien aporte datos concretos sobre su paradero, no hay rastros del sujeto de los tatuajes en la ceja y en los nudillos de la mano.