Rechazo y un inquietante interrogante. El renovado ataque del oficialismo sobre la Corte Suprema combina esos dos efectos externos. Se trata de una ofensiva resistida por el grueso de la oposición -lo cual refuerza que tiene minúscula chance en el Congreso- y por eso mismo, agrega alarma política frente a la insistencia -en ese orden- de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. ¿Buscan cerrar filas frente a los temores de un colapso o de un severo ajuste? ¿Es apenas un recurso discursivo ante la crisis? En cualquier caso, refleja el nivel de encerramiento interno, sin registrar que sólo empeora el foco principal de sus propias tensiones: la economía.
El discurso oficial repuso a la Corte en los primeros renglones de una lista amplia que acaba de incluir también a Martín Guzmán. Es una mezcla de elementos sobre los que pueden ser descargadas diversas culpas. El Gobierno deja trascender un muy delicado estado de las cuentas, casi desesperante, pero que habría sido advertido recién ahora en el inicio de la gestión de Silvina Batakis. El ex ministro, que el kirchnerismo esmeriló durante meses, es señalado en estas horas desde Olivos por alimentar medidas que en rigor y sin éxito pretendieron dibujar una contabilidad acorde con los compromisos asumidos ante el FMI.