La ofensiva rusa en el Donbás tiene su punto más fuerte dentro del propio territorio ruso. A través de la autopista M4 que corre en forma paralela a la frontera y une las ciudades rusas de Voronez y Rostov, se armó la nueva línea de abastecimiento tras el fracaso en el avance sobre Kiev desde Bielorrusia. Y entre la M4 y la frontera, que en algunas zonas es una franja de pocos kilómetros, se levantaron baterías de lanzamiento de misiles y bombas. Desde allí lanzarán la mayor ofensiva para quedarse con el Este ruso.
También se están moviendo otras piezas de los aliados de uno y otro bando. La jugada más preocupante la protagonizó China. De acuerdo a un informe especial de la agencia AP, seis aviones de transporte Y-20 de la Fuerza Aérea China aterrizaron en el aeropuerto civil de Belgrado a primera hora del sábado transportando un número no determinado de sistemas de misiles tierra-aire HQ-22 para el ejército serbio. Serbia es aliada de Rusia y los analistas militares creen que esos sistemas de misiles podrían ser transferidos a Rusia para ser desplegados en la frontera ruso-ucraniana.
Del otro lado, también hay movimiento de armas. El primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger, confirmó el envío de su sistema de defensa antiaérea S-300 a Ucrania. Es el segundo país de la OTAN que se atreve a hacer pública la entrega de armas a Ucrania después de que la República Checa asegurara que enviaría tanques. El S-300 es un sistema de misiles tierra-aire de largo alcance de la era soviética que puede derribar misiles de crucero y aviones y puede alcanzar objetivos que se encuentren hasta a 140 kilómetros de distancia. Se lo considera uno de los sistemas de misiles antiaéreos más potentes y está en el arsenal de tres países de la OTAN: Eslovaquia, Bulgaria y Grecia.