Junio Cabrera aguarda en su celda día tras día sin encontrar una respuesta al por qué tiene que estar pasando por esta situación.
Pandemia de por medio, aislamiento, miedo, inseguridad y rejas en uno de los laterales de su reducido mundo pasan las horas de un preso que todavía no tiene en claro si la justicia Pampeana está o no en condiciones de juzgarlo.
La Juez de Control María Florencia MAZA resolvió días atrás que sea un Tribunal integrado por tres jueces quienes juzguen a Carlos Nicolás CABRERA.
Los Jueces de Audiencia sorteados para el ejercicio de la jurisdicción colegiada fueron los Dres. Carlos A. BESI, Alejandra Flavia ONGARO y Daniel SAEZ ZAMORA.
No obstante, a pocos días de conocerse el resultado del sorteo, dos de dichos jueces, los Dres. BESI y SAEZ ZAMORA se inhibieron para entender y actuar en la causa por mantener relación y trato frecuente con Guillermo CASAL, la denunciante Emiliana CASAL y su grupo familiar.
Así reconociendo que el vínculo que mantienen les impide actuar con imparcialidad y objetividad, se apartaron del proceso.
De esta forma vienen a confirmarse las sospechas de falta de objetividad en el accionar de la justicia pampeana en este proceso.
La familia del detenido cree que el Fiscal padre de la víctima, con tantos años de recorrer pasillos de la justicia debe tener muchos más amigos que estos dos jueces, lo que inevitablemente los lleva a dudar seriamente y desde el primer momento sobre si la justicia Pampeana está en condiciones de llevar este caso adelante.
Medios nacionales publican casos de abusos reales donde el victimario obtiene su libertad como si nada, bajo palabra o domiciliaria para aguardar el juicio justo.
Desde que hablamos con Junior Cabrera hace más de un mes, sigue pensando y esperando que se haga justicia por su bien y el de su familia, mantiene su relato sobre la realidad de los hechos desde el primer día y espera un juicio que hasta el momento no tiene jueces.
Un caso donde la justicia no se preocupa en obtener el testimonio del taxista que habría trasladado a la denunciante luego de los hechos que se investigan (o no conviene que declare porque es la segunda persona que ve a la joven entre un domicilio y otro).
Un caso donde la justicia ordenó que la denunciante no declare en la audiencia de juicio (por lo que no responderá preguntas de la justicia) sabiendo que se expone, habla y responde preguntas abiertamente en los medios de comunicación.
Siete meses después de aquel 12 de diciembre de 2020, este caso deja al acusado y su familia destruidos, a un detenido que sigue en esa condición porque quiere la verdad, un juicio que se estira, una prisión domiciliaria negada por supuesto riesgo de entorpecimiento de la causa, ¿será este el caso judicial del año? ¿Será este otro caso donde la víctima se convierte en victimario?.