Un joven piquense, que nació con el nombre de Antonella Irupé, inició en febrero el trámite de cambio de identidad en el Renaper de General Pico y este martes recibió su nuevo DNI: ahora se llama Máximo Federico.
Máximo Federico Fernández nació en enero de 2003 y lo llamaron Antonella Irupé, porque así lo indicaba su sexo. Pasó el tiempo y Antonella comenzó a sentir los cambios en su cuerpo. “A los 8 años no mostraba signos de femineidad, pero no se le dio importancia porque entendemos que puede ser normal en los chicos”, dijo Susy, su mamá, en diálogo con MaracóDigital.net.
“El detonante fue a los 14 años, cerca de su cumpleaños de 15, donde atravesó una depresión. Allí decidimos charlarlo, ya que su personalidad se veía mal”, relató su mamá e hizo mención a situaciones que le tocó vivir en la escuela, donde en muchos casos suele naturalizarse la crueldad como “cosas de chicos”.
Máximo hoy tiene 17 años, es alumno del Colegio Juana Azurduy y está en el voluntariado del H.G.C «Piercier-Man» (especialización en perforaciones de cuerpos y tatuajes).
“Con la parte biológica y facultativa se comenzó en noviembre de 2019, ya que todo esto es medio tabú. Pero gracias a la doctora Bressan (Hebiatra especializada en adolescentes del Instituto Malbrán) y su equipo Infanto Juvenil y de Endocrinólogos, se fue llevando la situación y haciendo todo más ameno”, recordó la madre.
En el ámbito escolar no fue fácil la aceptación de su hijo. “El tema de la identidad no fue bien recibido”, aseguró y agregó que hubo cierto acoso homofóbico por parte de algún celador.
“En febrero de este año iniciamos el trámite de cambio de identidad en el Renaper (Registro Nacional de las Personas) de General Pico. Fuimos atendidos de manera personal por la jueza de Paz, Graciela Sánchez, quien es un amor y nos dio soluciones a todas las cuestiones burocráticas. La partida se logró antes del inicio de la cuarentena y hoy (martes 14 de julio) llegó el DNI”, manifestó la mujer.
Con orgullo de mamá, sostuvo que espera que la historia de su hijo sirva como impulsor para «concientizar» a quienes estén en la misma situación ya que «hay muchos que nunca salieron del clóset».